El primer
capítulo de la quinta temporada de Black Mirror, titulado Striking Vipers
fue emitido hace menos de un mes en Netflix. Charlie Brooker, su creador y
escritor, abre su nueva temporada con una trama LGBT+. Puede que la historia no
sea una de las más fieles a la naturaleza de Black Mirror, pero sí que es muy
compleja en cuanto a sentimientos se refiere.
Entremos en
harina. El episodio nos muestra a una pareja heterosexual, Danny (Anthony
Mackie) y Theo (Nicole Beharie), que comparte piso con un tercero, Karl (Yahya
Abdul-Mateen II). Los dos chavales suelen pasar ratos muy divertidos jugando a
un videojuego en el que cada uno de ellos asume un rol y pelean como luchadores
de artes marciales. Todo esto lleno de buen rollo e inocencia.
Avanzamos once
años, Danny y Theo han formado una familia y sentado la cabeza. Por el
cumpleaños de Danny, cercano a los cuarenta, Karl le regala la nueva versión de
aquel juego de luchas con el que solían disfrutar. Una vez dentro de la partida
online, con sus cuerpos inertes en sus sofás, Danny y Karl se convierten en los
personajes del juego. Hombre y mujer, como solían escoger cuando jugaban once
años atrás, los avatares empiezan a combatir hasta que, de repente, dejan de
hacerlo.
Es entonces
cuando Striking Vipers da un cambio y pasan de pelear a besarse.
Estos giros en el guion siempre han
sido el fuerte de la serie. Este capítulo es
la prueba de la universalidad de los sentimientos. Hay emociones que comprende
todo el mundo, que experimenta todo el mundo, con los que juega todo el mundo.
¿Qué necesidad hay de etiquetarlo absolutamente todo?
Como siempre, muchas preguntas sin respuesta. ¿Es el despertar homosexual de unos adultos?, ¿es cuestión de sexo o solo el deseo de volver a revivir una juventud que ya empieza a diluirse?, ¿en realidad es esa la fantasía de cualquier hombre adulto, tener sexo con su mejor amigo?, ¿es como ver porno, no significa nada en el mundo real?, ¿es solo un juego?, ¿una distracción de una vida que se supone que has elegido y que solo finges que te gusta?
⚠ ATENCIÓN SPOILER: Al final, la pareja se da un día al año de descanso, para poder hacer realidad sus fantasías. Si esto funciona para los dos, perfecto. 👌
Striking Vipers ha sido el único capítulo de la serie con el que no he estado al borde del ataque de nervios y resulta que esto no ha sido decepcionante. Eso sí, la historia, como de costumbre, ha sido una sorpresa. Al comienzo da un giro inesperado, que la verdad, me ha encantado. He sonreído de oreja a oreja y he pensado: “genial, esto se pone interesante”. Y sí, lo ha sido; el amor, la fidelidad, la madurez, la sexualidad, las relaciones sentimentales, la familia, la amistad y la masculinidad son los conceptos que explora, tomando como vehículo el estímulo. Además, me ha encantado ver un final feliz. No todo es siempre tan angustioso, ni en Black Mirror ni en la vida. Las cosas siempre suelen ser susceptibles de mejorar.