01 diciembre 2018

Pero qué chicos más monos



En esta entrada voy a hablaros de otra de esas pelis que después de verlas te dejan durante un buen rato sin poder articular palabra. Se titula Funny games, una película bastante dura, yo la defino como una película fríamente violenta. La verdad es que las pelis que me dejan huella suelen ser las que me resultan más difíciles de ver.

No es una película ni divertida ni graciosa ni fácil y esto último debería estar muy presente en la mente de aquél que se disponga a verla. No puedes elegir cualquier momento para verla, tú mente debe estar despejada y preparada.



Funny games trata sobre dos jóvenes, aparentemente “normales” que invaden la intimidad de una familia que pasa sus vacaciones en una zona residencial. Sin motivo aparente, y como si de un juego se tratase, siembran el terror y el pánico entre los miembros de la familia, un matrimonio y su hijo, quienes lucharán por sus vidas incapaces de entender lo que les está sucediendo. 



Al principio todo es música clásica, luz, poesía, armonía y pijos de anuncio por doquier. Una familia feliz americana que se va en su todoterreno a una casa en una bahía de ricos a navegar en su lujoso yate. Hasta que la situación da un giro de 180 grados y comienza la película.

Una de las mejores cosas de Funny games son los actores, sobre todo los dos chavales que hacen de psicópatas, están maravillosos. Hay momentos brillantes en esta película, como esos momentos en que los dos psicópatas miran a cámara y empiezan a hablar directamente contigo, y aunque son sólo unos pocos segundos, esos momentos te dejan helada, como si fueras otro personaje más, atrapado en esa casa.



También está uno de los momentos finales de la película, cuando los dos personajes principales hablan sobre la diferencia entre ficción y realidad, que por un momento te hace pensar que, quizá, lo que estás viendo no está sucediendo, o tal vez sí.

El director de la película es el austriaco Michael Haneke quien recientemente ha dirigido ‘Happyend’, un título cargado de ironía, ya que, lo último que vemos en sus películas son finales felices.

Funny games es un remake de otra película con el mismo nombre y mismo director, pero 10 años después y filmada en Hollywood. Michael Haneke ha querido hacerla exactamente igual que la original, plano a plano y con los mismos diálogos.


Los largos planos, lejos de aburrir, tienen un efecto envolvente que hacen que la angustia vaya "in crescendo". Creo que siendo idéntica a la original, lo único en lo que podía mejorar este remake era en el reparto y en la fotografía. Naomi Watts, Tim Roth y los desconocidos Michael Pitt y Brady Corbet, el grupo de actores y el uso mucho más adecuado de la iluminación logran mejorar la versión austríaca.

Como decía antes es una película incómoda de ver y auténticamente terrorífica. Puede que no muchos aguanten hasta el final. He leído algunas críticas horribles que animan al director a ir al psiquiatra por psicópata y perturbado. Yo, a riesgo de que penséis lo mismo de mí, os animo a verla.