01 marzo 2022

La vida contada por un sapiens a un neardental: dos especímenes ayudando a comprender el mundo


Ficha técnica

La vida contada por un sapiens a un neandertal es un libro escrito a dos manos. Hay un escritor, Juan José Millás y un paleontólogo, Juan Luis Arsuaga. Millás es un autor ágil, original, ocurrente, con un particular y muy inteligente sentido del humor, para empezar él se declara neandertal.

"[...] soy neandertal. Lo sé desde el colegio porque los niños sapiens, que eran unos cabrones, me miraban raro. Tenía que llevar a cabo unos esfuerzos heroicos para ocultar mi neandertalidad, así que me pasaba la vida observándolos para imitar su comportamiento y no me quedaba tiempo para dedicarme al estudio. Suspendía todo, lo que me volvía más neandertal, si cabe. Mi familia, a simple vista, no parecía neandertal, por lo que deduje enseguida que era adoptado, un adoptado idiota, claro, hasta que tropecé en la tele con un programa de neandertales y me reconocí en el protagonista, que parecía una copia de mí o yo de él".
Arsuaga, por su parte, es un gran científico y un gran comunicador, pero además, por lo que he investigado sobre él, en sus libros muestra tener ciertas características que lo asimilan a los filósofos, que lo acercan a los poetas.


Conferencia de clausura Juan Luis Arsuaga "Ciencia, sociedad, ideología"/Fuente: YouTube

Básicamente son las excursiones a sitios muy variopintos de la geografía española (un mercado, un parque, la sierra de Madrid, el cementerio de la Almudena, el museo del Prado, una reunión de mascotas en el ferial de Madrid, una cueva en Asturias...) de dos personas muy formadas. En estas salidas el paleontólogo va explicando diversos episodios de la evolución humana. Dos viejos intelectuales que hablan de la evolución, ambos poseen la llave de la eterna juventud, en este caso son dos: una curiosidad rabiosa y hambre por aprender. Uno ejerce de paciente profesor y el otro es su alumno más aventajado y la admiración de este último queda patente en cada minuto que comparten.
"Algunos de sus libros habían formado parte de mi biblioteca básica sobre la Prehistoria o la evolución, y los había leído con avaricia, aunque no siempre con el provecho que se merecían, pues el paleontólogo no hace muchas concesiones cuando escribe. En otras palabras, no siempre me resultaba fácil colocarme como lector a la altura de Arsuaga como autor".
También queda clara la complicidad que existe entre ambos, son dos personas que conectan desde el minuto uno pese a las diferencias que existen entre uno y otro.
"Como narrador oral, en cambio, me pareció atrevido, seductor, ágil. Lo escuchaba literalmente embobado porque cada dos o tres frases perpetraba un acierto expresivo admirable".
La idea de escribir el libro a medias surge en una comida con el paleontólogo. El escritor, animado por el valor que dan, según él, varias copas de Ribera del Duero lanzó su propuesta.
"-Oye, Arsuaga, tú eres un narrador oral formidable. Para las personas ignorantes como yo, te explicas mejor cuando hablas que cuando escribes. [...] 
-El caso -seguí- es que tú y yo podríamos asociarnos para hablar de la vida.
-¿Asociarnos cómo? -preguntó.
-De la siguiente manera: tú me llevas a un sitio, al que quieras: a un yacimiento arqueológico, al campo, a una maternidad, a un tanatorio, a una exposición de canarios…
-¿Y?
-Y me cuentas lo que estamos viendo, me lo explicas. Yo hago mío tu discurso. Lo digiero, selecciono sus materiales, los articulo y los pongo por escrito. Creo que levantaríamos un gran relato sobre la existencia. -Arsuaga siguió comiendo y bebiendo. No hizo referencia a la propuesta. Seguramente no le había gustado la idea y prefería hacer como si no la hubiera oído. Pero al final de la comida, ante el café, finalmente se dio por enterado, dio un golpe en la mesa con la palma de la mano al tiempo que decía:
-Lo hacemos".
La vida contada por un sapiens a un neandertal está repleto de revelaciones interesantes para los que queremos saber más acerca de lo que somos y de cómo hemos llegado a serlo, la maravilla mayor, para mí: nadie ni nada lo ha determinado. Ha sido todo producto de la casualidad y de la elección por parte del ecosistema de las casualidades más ventajosas. El ave no tiene alas para volar, vuela porque tiene alas.
"No hay relojero, no hay planificación, no hay objetivo, no hay dirección, no hay propósito. Los seres que mejor se adaptan al nicho que ocupan sobreviven y se reproducen. El agente de la perfección y la belleza que observamos en la naturaleza es la muerte. Lo que está detrás de la armonía que ves en el campo es la Parca con su guadaña".
La gran maravilla no es que haya un relojero fabricando el reloj. Lo realmente fascinante es que no lo hay. De unos diseños salen otros por modificaciones casuales y por verse sometidos a distintas condiciones. Del pez al anfibio y del anfibio al reptil y del reptil a las aves por un lado y a los mamíferos por otro hasta que de un animal arborícola salimos nosotros con miles de generaciones y montones de especies por medio. No somos la culminación de nada, sino una chapuza exitosa.
"No es que seas perfecto, pero como chapuza estás muy bien. Estamos hechos de la ropa de segunda mano que desecharon nuestros hermanos mayores. La placenta, por ejemplo, se crea a partir de un huevo. La placenta es genial, pero no le puedes pedir la misma perfección que si hubiera sido hecha ex novo".
El hombre no es la cumbre de nada, ni está por encima de nada. Tan solo es un primate más que tuvo que subirse a los árboles para luego descender de ellos y convertirse en lo que es. Se descubrió hace unos años que sí que tenemos genes neandertales.
"-Vale, pero ¿el neandertal es una especie o no? ¿Tú qué decides?
-Si insistes, yo decido que sí. Vamos a pedir otra cerveza.
-Sin embargo, se hibridó con el sapiens.
-El español no es árabe, pero decimos almohada. Eso es un préstamo lingüístico. Los préstamos genéticos son como los préstamos lingüísticos. No es lo mismo una hibridación que un préstamo".
Así de simple se explican las cosas cuando uno lo tiene claro y eres un maestro de la comunicación. Arsuaga es un científico especializado en paleoantropología, pero también es un hombre de letras. Tiene una gran cultura y sabe un poco de casi todo. Habla de la evolución de la sociedad agraria en España, de pintura flamenca, de los pueblos prerromanos, de Atapuerca, del cambio de economía surgido en el Neolítico que estableció las desigualdades, de la psicología de los peluches y la ternura que producen.


Caricatura de la evolución

El sapiens, que es Arsuaga según Millás, le va contando al neandertal, Millás, cosas que él no tiene muy claras, aunque el escritor ya sabe del tema, pero claro, le quedan dudas y por eso pregunta y asiste con atención y a veces con cierto asombro a las explicaciones. Le asombra que si todo ha surgido por evolución, por selección natural, hayan surgido también caracteres que no parecen ser de ninguna utilidad e incluso pueden ser molestos. ¿Para qué tienen los pavos reales esas plumas en la cola tan aparatosas? No desde luego porque les sean de utilidad salvo para una cosa, para ser elegidos por las hembras y poder reproducirse. ¿Por qué los orientales tienen los ojos rasgados? No parece que sea una ventaja ambiental.
"-¿Los ojos rasgados serían entonces una elección estética?
-Podrían serlo, ya que en apariencia carecen de valor adaptativo. ¿Por qué el urogallo tiene esas plumas? Porque esas plumas les gustan a las hembras de los urogallos. Todos los pueblos de la tierra consideran que los guapos son ellos. Para reproducirse hay que encontrar pareja y para encontrar pareja hay que ser guapo".
La vida contada por un sapiens a un neandertal es un libro divertido. Sus dos autores lo son. Este libro cuenta con la prosa ágil y llena de humor de Millán y los conocimientos de Arsuaga, unos conocimientos que pueden asustar si es la primera vez que te acercas a un tema como este, pero gracias a su maestría a la hora de traducir y explicar lo que en su momento eran enigmas para mí, ahora entiendo el mundo un poco mejor.


                            

Juan Luis Arsuaga y Juan José Millás/Fuente: lavozdegalicia.es