El escritor checo residente en París, Milan Kundera, es el autor de esta novela. Expertos en literatura coinciden en afirmar que la obra de Kundera tiene una calidad literaria "excepcional" y trasciende fronteras, como El Proceso, El libro de la risa y el olvido, La inmortalidad y, sobre todo, La insoportable levedad del ser, la obra a la que hoy dedico esta entrada y que ha sido su novela más vendida y traducida.
“La vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro”.
Milan Kundera |
Después de exiliarse en Francia en 1975 para escapar de la dictadura comunista en la entonces Checoslovaquia, Kundera ha seguido manteniendo una relación difícil con República Checa incluso tras la llegada de la democracia, hasta el punto de escribir en francés y negarse a revisar las traducciones al checo de sus obras.
“Y es que las preguntas verdaderamente serias son aquellas que pueden ser formuladas hasta por un niño. Sólo las preguntas más ingenuas son verdaderamente serias. Son preguntas que no tienen respuesta”.
“Allí donde habla el corazón es de mala educación que la razón lo contradiga”.
Fotografía de Michel Assaad |
En definitiva, La insoportable levedad del ser es una épica historia de amor. El amor es, definitivamente, una batalla en esta novela, y se convierte en una metáfora adecuada para el ambiente político que se vivía en la época. Las parejas batallan con la fidelidad, el poder, el destino, la muerte, la falta de comunicación. A su vez, se nos plantea si es posible separar el amor del sexo, o si son cuestiones indisolublemente atadas una a la otra.
“Esa tristeza significaba: hemos llegado a la última estación. Esa felicidad significaba: estamos juntos. La tristeza era la forma y la felicidad, el contenido. La felicidad llenaba el espacio de la tristeza”.
Pero enfocándonos puramente en el argumento, lo que más disfruté del autor es cómo ataca un mismo evento desde varios puntos de vista. Algo así como un efecto Rashomon (es el efecto producido por la subjetividad y la percepción personal a la hora de contar la misma historia o situación, por el que los individuos que cuentan éstas lo hacen de forma diferente, pero de manera que cualquiera de las versiones es razonablemente posible, sin tener que ser por ello ninguna de estas versiones falsa; simplemente están influidas por la propia variabilidad y percepción individual). Es muy común que en una parte del libro veamos ciertos eventos contados desde el punto de vista de Tomás, y luego en el siguiente se vuelva para atrás para relatar lo mismo desde el lugar de Teresa. Por supuesto, esta técnica es la forma ideal en la que el autor logra expresar las distintas miradas que tiene cada uno de sus ricos personajes.
“No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien, por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos”.
Como apunte negativo, me gustaría destacar el comentario que dejó sobre este libro un autor desconocido en un blog sobre literatura del otro lado océano: “No me está gustando el estilo de la novela, tan del gusto europeo: pretencioso, barroco con unas ideas de fondo, en realidad, bastante banales, un estilo coñazo, moralista, complicado, de ese que ha tenido bastante éxito en este continente que se va corrompiendo, degradando en una sociedad decadente que sin embargo se cree el centro del mundo y de la perfección. El mismo tipo de lecciones morales que va soltando por ahí la clase burocrática europea, es la que van soltando novelistas como Kundera, J. Marías, G. Grass, por no hablar de los franceses, con la única excepción tal vez de Houellebecq”. Toma ya, no tiene desperdicio ¿eh?, yo ahí lo dejo.
La obra relata las experiencias de cuatro jóvenes durante la Primavera de Praga en la antigua Checoslovaquia, durante el año 1968, y algunos años posteriores. Los protagonistas son Tomás, un reconocido cirujano y mujeriego, Teresa, una fotógrafa angustiada y esposa de Tomás, Sabina, una artista de espíritu libre y amante de Tomás, y Franz, un profesor universitario suizo que es amante de Sabina.
“El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer)”.
“Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos dé algo (amor), en lugar de aproximarnos a él sin exigencias y querer sólo su mera presencia”.
“Hacer el amor les producía placer pero no les daba consuelo”.
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