01 junio 2024

La glándula de Ícaro: el libro de la metamorfosis


Ficha técnica

A Anna Starobinets, de la que ya hablé en otra entrada, mucha gente la hemos leído en otro registro completamente diferente, como es la dura historia sobre su aborto, en Tienes que mirar. Starobinets, además, escribe cuentos infantiles, pero sobre todo es la gran maestra de la ciencia ficción y el terror independiente.


Anna Starobinets/Fuente: www.expansion.com

La glándula de Ícaro, obra de la que hablaré a continuación no es demasiado reciente, fue publicada originalmente por la editorial ACT en 2013 y traducido al español en 2014 gracias a la editorial Nevsky. Es el segundo libro de relatos de Starobinets. En él, presenta historias que, aunque por ahora no pueden ser reales, perfectamente podrían llegar a serlo dentro de unos años.
“Habéis jugado con la libertad del individuo. ¿Y dónde está ahora ese individuo libre?”
Es una colección de siete cuentos que unen la ficción fantástica y el terror. En el primero de los cuentos, La glándula de Ícaro, un hombre, a raíz de haber cometido una infidelidad, se le propone una solución definitiva: la extirpación de la glándula de Ícaro, una glándula a la que se responsabiliza de las actitudes impulsivas, entre ellas la infidelidad. En el segundo relato titulado Siti, un escritor extranjero consigue obtener una beca para realizar una obra sobre la ciudad de los sueños, una ciudad donde todos quieren vivir. En el tercero, El lazarillo, un guionista ninguneado se reúne con dos hermanos productores que no parece que lo vayan a sacar de su terrible situación. En el cuarto, El parásito, una extraña comisión formada por religiosos y científicos tratan de salvar la vida a una criatura con la participación de un chico mudo al que creen sordo e idiota. En el quinto, La frontera, una familia de tres miembros se monta en un extraño ferrocarril que es una máquina del tiempo que solo puede retroceder. En el sexto, Delicados pastos, un condenado a muerte explica cómo comenzó todo con la idea de digitalizar su conciencia. Finalmente, en el último, Spoki, una inteligencia artificial es la encargada de educar a los hijos.
          
                                            

Entrevista a Anna Starobinets/Fuente: YouTube

Lo primero que llama la atención en La glándula de Ícaro es la capacidad de la autora de introducirnos en lo que está ocurriendo. Tras una primera página de extrañeza y una segunda de ir comprendiendo las historias, el lector queda perfectamente integrado en la historia para la tercera página.
“Sé lo que está gestándose ahí dentro, en las tinieblas”.
El agregar elementos de terror reconocibles, como niños siniestros, insectos, transformaciones imposibles, o el enfrentamiento contra una superestructura invencible, es otro recurso más que utiliza la autora para conectar con el lector.
“En todos los pueblos las nanas son siempre inquietantes: si no te duermes, morirás”.
La intención de la autora a la hora de dar forma al libro es crear una sensación de vértigo en el lector, para ello ofrece una cruda perspectiva que alimenta el viejo temor a lo desconocido, un temor que tiene la capacidad de volver una y otra vez y perpetuarse en el tiempo.
“Había algo muy raro en su mirada, la triste convicción de que el fuerte tiene todo el derecho a destruir el mundo del débil”.
Tengo la esperanza de que algún productor tenga el valor de llevar cada uno de los relatos de La glándula de Ícaro a la gran pantalla o si no a la pequeña, en una serie tipo Black mirror, pero debe saber que, una de dos, o queda magistral o queda raro.
“Como la rúbrica de un dios. Como la huella de un refinado insecto zapatero sobre la superficie de un lago de mercurio”.
No solo recomiendo este libro, creo que ningún lector dispuesto a descubrir nuevas experiencias debería, en mi opinión, pasar por alto esta obra.



Podcast de Joaquín Fabrellas Jiménez/Fuente: Spotify

2 comentarios:

  1. veo que te gusta esta escritora a pesar de que leer a rusos en los tiempos que corren no estará bien visto (qué bobada). Parece que a los rusos les gusta mucho la ciencia ficción (los hermanos strugatsky o asimov tienen mucho público). Y lo hacen bien, ¿no? A mi me gusta mucho Stanislaw Lem, aunque creo que es polaco.

    Un abrazo

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    1. Ana Ferreiro Ortega13 junio, 2024 12:54

      Pues sí, qué bobada. Leer buena literatura, aunque el país de origen del autor tome decisiones políticas muy cuestionable, debería ser lo primero.
      Mucha gente considera la ciencia ficción, como un género de poca calidad literaria, que solo plantean temas absurdos, personajes planos e historias tontas, pero personalmente creo que pueden ser obras muy brillantes al dar al escritor una libertad enorme para que pueda dejar volar su imaginación. La ciencia ficción está infravalorada, especialmente desde el punto de vista de la crítica especializada, de quienes otorgan los galardones y reconocimientos más importantes, incluso en el mundo del cine es difícil que una peli de ciencia ficción, consiga ganar un Premio Oscar a mejor película y mucho más difícil aun, es que un escritor de ciencia ficción obtenga un Premio Nobel de literatura.
      No conocía a los autores que has mencionado, intentaré ponerle remedio en cuanto pueda.
      Un abrazo señor o señora anónimo.

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