Arkangel es el
segundo capítulo de la cuarta temporada y cuenta la historia de una madre que
sencillamente no puede dejar que su hija viva sin una red de seguridad. La
suya.
Creo que esta cuarta temporada ha
sido de las más flojillas, pero en Black Mirror incluso cuando un capítulo
parece una peli de sobremesa, logran un producto bastante bueno. Es una
historia oscura y triste bajo la dirección de la actriz Jodie Foster. Su
trabajo no es ni sorprendente ni novedoso. El papel de la madre está
interpretado por Rosemarie Dewitt, lo hace bien, pero tampoco te pone los pelos
de punta.
Si la serie no nos tuviera tan
acostumbrados a episodios maravillosos podríamos verlo con interés y mucho
asombro. Pero claro, estamos hablando de Black Mirror. De ahí mi sorpresa al
encontrarme con un capítulo predecible. ¿Mediocre? No, eso son palabras
mayores.
Arkangel habla
de la censura, la historia comienza cuando una madre hace que le implanten a su
hija un dispositivo que rastrea su ubicación y signos vitales, y le da una
visión a través de sus ojos. Esta terrible decisión la toma después de que su
hija casi desaparece en el parque.
Además, el chip que le implantan a la
niña, tiene la capacidad de pixelar todo lo que pueda ser molesto o causarle demasiado
estrés. No puede ver la sangre ni escenas violentas ni escuchar tacos ni
siquiera ve con claridad al perro agresivo del vecino que se pone a ladrar como
loco cuando alguien pasa por su lado.
Después de unos años la madre decide
dejar de espiar a su hija y permitir que empiece a ver las cosas tal y como son.
Lo primero que hace cuando se libera de Arkangel
es darse un buen atracón de realidad mirando todo lo que antes no podía ver.
Entonces es cuando realmente comienza a crecer.
Todo va bien hasta la temida
adolescencia, ella comienza a salir por ahí y a contar mentirijillas a su madre
sobre dónde está. Su madre, aún traumatizada por el temor que sintió al casi
perderla cuando era pequeña, guardó el dispositivo móvil para poder ver a
través de sus ojos cuando lo considerara necesario. Algo así como “te doy
libertad hasta que yo diga”. Caca de la vaca. 💩
Cuando un padre no conoce sus
límites. La sobreprotección representa un peligro muchísimo mayor que aquellos
de los cuales intentan protegerlos. Los niños y niñas debemos desarrollarnos
teniendo mecanismos de defensa, no sólo inmunológicos, sino también emocionales
que nos permitan hacer frente a situaciones adversas de manera autónoma, y sin
intervención de los padres.
Fijándome en los capítulos que he
escogido me doy cuenta de que todos tienen en común el control, cuando este es
desmesurado. Me lo haré mirar.
Me gustaría terminar con esta genial cita
de Francisco Umbral, aparece en su libro 'Mortal y rosa': «En mi infancia soy mi
propio hijo. Ese hijo también se pierde, como todos, pero ahora lo tengo muy
vivo. El niño que fui es el niño que he perdido. Se es padre de uno mismo».
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