Caída en picado es el primer capítulo de la tercera temporada. Hay dos cosas increíbles en él: la actriz principal del capítulo y el director.
La protagonista es Bryce Dallas Howard, su interpretación aquí es deliciosamente desquiciada. Siempre he
pensado que la carcajada y la risa desternillante es lo más difícil de fingir
para un actor o actriz, aunque en este caso tú eres consciente de que el
personaje lo hace todo de manera forzada y lo que es dos veces mentira se
convierte en algo muy auténtico.
Ella viste como si fuera un algodón de azúcar, sus modales son más que exquisitos, siempre con la palabra correcta en el momento oportuno. Vamos que en cualquier momento podría sufrir un subidón de glucosa.
Ella viste como si fuera un algodón de azúcar, sus modales son más que exquisitos, siempre con la palabra correcta en el momento oportuno. Vamos que en cualquier momento podría sufrir un subidón de glucosa.
El otro ingrediente de la historia es
el director de Caída en picado, Joe
Wright, él aporta su gran ojo visual previamente visto en Expiación y Hanna
para influir en esta historia de futuro social repleta de brillantes colores.
Como si a la realidad se le hubieran puesto filtros color pastel.
Está ambientado en un mundo en el que
todos evalúan constantemente a los demás en una escala de calificación de cinco
puntos, y la puntuación final de una
persona termina dictando la forma en que son tratados por el entorno que los
rodea. ¿En qué se diferencia de lo que ocurre cualquier día de tu vida? ¿Cuántas
veces hemos respirado hondo antes de ponernos a interpretar el papel de nuestra
vida? ¿Cuántas máscaras llevamos encima?
La idea en sí es bastante sencilla,
pero termina siendo una sátira social sobre el poder de los juicios de valor.
Todo esto llevado al extremo, aunque creo que de todos los aparatos raros que
hemos visto en Black Mirror, este es el único que ya es una realidad. Solo
falta que se den algunos pasos para llegar al mismo punto de Caída en picado. En este artículo
podéis leer que en algunos países estos pasos ya se han dado.
Nuestra adicción a la validación es tan
fuerte que incluso sin obtener ninguna recompensa externa, ya nos sentimos
mejor. No se trata solo de conseguir un like en las redes sociales. Cualquier
tipo de aceptación nos reconforta venga de quién venga, incluso de un
desconocido al que no vamos a volver a ver. Pero cuando esa aceptación proviene
de alguien conocido sientes que tu falsedad es un triunfo y que has logrado hacer
creer a alguien lo que no te crees ni tú. Todos y todas
somos un poco farsantes, un poco ilusos, un poco raros…
Soy la primera que reacciona como una
niña pequeña ilusionada cuando recibo un retweet o un corazón en Twitter y ya
no os digo nada si me dejáis un comentario…
AVISO SPOILER ⚠
Me encanta el final del capítulo,
ella termina siendo libre por primera vez en un calabozo, una contradicción
preciosa. Prisionera en la calle y un pájaro estando encerrada. En la escena
final ella suelta todos los disparates que se le pasan por la cabeza. Con la
euforia de un Pinocho convertido en un niño de verdad.
ME GUSTA MUCHO TU BLOG
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