10 noviembre 2017

La ACCESIBILIDAD del transporte público para las personas con movilidad reducida

Todos los vehículos del transporte público de Bilbao cuentan con plataformas de acceso y con espacios reservados a las personas con diversidad funcional. No obstante, para personas con movilidad reducida y usuarios habituales de este medio de transporte, “no siempre resulta una tarea sencilla desplazarse por Bizkaia y muchos de nosotros intentamos evitar las paradas en las que hay mucha gente”, cuenta una de las personas que utiliza este servicio.

Existen tres posibles tipos de acceso: rampa manual, combinación de rampa normal con rampa manual, esta configuración es la más utilizada, un 90% de ellos la tienen; y la plataforma elevadora.





Supuestamente estos vehículos cuentan o deberían contar con un control permanente de las rampas y/o plataformas. Esta revisión se debería realizar diariamente, así de esta manera nos aseguraríamos que todas funcionasen correctamente.

El mayor inconveniente que se presenta al conductor es la dificultad que entraña el desplegar las rampas en las paradas, por los siguientes motivos: La ocupación de la parada por vehículos, la altura de la acera, irregularidades o mal estado del vial, obstáculos diversos como la señalización vertical o los contenedores, etc. Problemas de accesibilidad, al fin y al cabo.


El colectivo de personas con discapacidad disfruta o sufre, según se mire, del acceso al transporte público: “No siempre funcionan los elevadores de estos autobuses, lo cual dificulta y mucho conseguir la tan deseada autonomía”.

La mala accesibilidad del espacio habilitado a las sillas de ruedas es un gran inconveniente. En ocasiones esto es causado por otros viajeros que permanecen inmóviles a pesar de ver que están obstruyendo y dificultando el posicionamiento del usuario con discapacidad, otras veces hay barras colocadas en medio de este acceso.

La falta de espacio dentro del propio autobús, hace que las personas usuarias de sillas de ruedas no siempre puedan colocarse de espaldas al conductor y atarse el cinturón de seguridad y esto se convierte en un ejercicio propio de un contorsionista. En los nuevos autobuses han colocado una barra de seguridad que impide que haya caídas pero que limita el movimiento. No se debe olvidar que todo esto es obligatorio para cumplir con las normas de seguridad establecidas.


A veces el funcionamiento de estas plataformas falla en el momento de acceder al vehículo por parte de una persona con discapacidad. Por lo que, en alguna ocasión, el resto de pasajeros se ha visto obligado a bajar del autobús por una avería en la plataforma, que no se podía guardar, que no bajaba del todo, que no subía, etc. Con el inevitable sentimiento de culpa por parte del usuario.

Hay muchos conductores que se muestran dispuestos a colaborar con ellos en todos los momentos y en cualquier situación que se plantee. En cambio en otros casos el trato de algunos conductores dista mucho de ser el de un profesional con una formación adecuada para la atención al público en general, además de sus aptitudes para la conducción de vehículos de pasajeros.

Para evitar que esto suceda, una persona con movilidad reducida, propone: “Algunos conductores necesitarían hacer un cursillo de habilidades sociales”.

Fekoor, en su lucha por lograr la igualdad de derechos y oportunidades para todos, volvió a hacerse visible, el 7 de noviembre, durante la concentración en la estación de Abando en Bilbao para reclamar la accesibilidad universal.

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