Ficha técnica |
Màximo Huerta nació en Utiel, Valencia, en 1971. Es escritor y periodista. Ha publicado las novelas Con el amor bastaba, Que sea la última vez…, El susurro de la caracola, Una tienda en París, La noche soñada, No me dejes (Ne me quite pas), La parte escondida del iceberg y Firmamento, muchas de ellas traducidas a varios idiomas. Es autor de los relatos El escritor, Elsa y el mar y Partir de cero; de los libros ilustrados Mi lugar en el mundo eres tú, Paris sera toujours Paris y Viva la Dolce Vita, así como de la colección de columnas periodísticas recogidas en Intimidad improvisada. Ha trabajado durante años en televisión y ha colaborado en numerosos medios escritos.
Màximo Huerta/Fuente: www.jotdown.es |
Adiós, pequeño empieza con una frase que da inicio a una desgarradora historia donde Huerta nos cuenta cómo está en Utiel, su pueblo, cuidando de su madre que está enferma y con la compañía de la fiel perrita Doña Leo.
“Mi madre hubiera sido más feliz si yo no hubiera nacido”.La gran protagonista, a parte del propio autor, es su madre y como está pasando la terrible enfermedad que tiene y como los dos afrontan solos esta decadencia, con un nexo que los une y que a veces nos saca una sonrisa y es la perrita Doña Leo.
“Lo no dicho es, en ocasiones más importante. Porque pesa, porque no cabe por la boca, porque palpita en el silencio”.
“Ahora que te rompes, que te estoy viendo, pequeño, déjame que te diga que lo has hecho bien. Que dejes de lamentarte como de costumbre, que comas mucho, que salgas, que tengas cuidado, que no mires el móvil, que pídeme un pincho de tortilla de El Comercial cuando yo no esté. Pero si te duele, no lo pidas”.
“[…] Ahí es cuando entiendo que nunca sabré verdaderamente de la niña, de la joven que iba con sus amigas, de la que jugaba o la que amó. Solo puedo fantasear mirando el álbum de fotos en blanco y negro y hundir mi nariz en sus caras, oler los perfumes e intentar averiguar la música que suena en esa en la que van las cuatro amigas del brazo camino de la feria”.
A través de silencios y de un gran talento para la observación, el autor desnuda su intimidad y nos obsequia, con belleza y maestría, el retrato de un país y una época desde su propio universo familiar.
“Hago las paces y rezo para tapar el derrame. Sangran silenciosamente las palabras no dichas, la incomodidad, los destrozos, la mano invisible. Y las complacencias de los momentos que pudieron ser y nunca lo fueron, ni lo serán ya. Pero no, aquí he venido a despedirme. A decir adiós al niño. Qué infancia más larga, papás”.
Adiós, pequeño es la reconstrucción emocionante de una infancia en la que todos, abuelos, padres e hijos, han callado demasiado. Con este libro nos ofrece su corazón y su historia en modo de novela.
“Ana María, permíteme que me quede con tu frase, aquella que abría el Paraíso inhabitado y con la que hoy puedo cerrar. Lo explica todo. Bastan esas siete palabras tuyas para resumir toda esta novela innecesaria de una vida surgida a deshora:
Nací cuando mis padres no se querían.
Y eso es todo”.
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